Permitidme compañeros,
que
estas líneas se las dedique al hombre
de esbelta figura, de rodar tranquilo,
buena
persona y nada gañán. José Mari Barragan.
quince ciclistas
Nos reunimos
en el sitio de cuatro caminos
con caritas de sueño vespertino
pues el madrugon
habia sido fino
¿que digo fino?
digo ¡ bestial!
con lo que la siesta
no iba a tener final.
Así que, sin demora
procedimos sin más,
a colocar las bicicletas
Cuál hábiles eruditos,
la operación no nos llevó,
más de quince minutitos.
Posterior reparto en los coches
hacia Villareal,
aún de noche.
Este era el lugar elegido
para embarcar,
entre España y Portugal.
Decir que la distancia rutera
era sideral (136 km) en verdad
nos vamos a jartar
ojalá el camión escoba
no tenga que actuar.
¡¡ Qué bien se sube Catrapó
lo hacemos a "motó"!!.
Después de hacer el recorrido
hasta Villareal (35 km)
procedemos a las bicis habilitar.
Aquí, se incorporan
dos compañeros más.
A Paco
se le habían olvidao
con lo que tuvo que hacer
una llamada urgente
para solucionar con su mujer
un problema inminente.
sobre las 8,00 h
los 17 animosos bicicleteros
ya dispuestos
en este coqueto
puerto villarealero
Todo iba de lujo,
hasta que empezaron
los tapujos.
"Al pasar la barca
nos dijo el barquero,
los niños bonitos,
no pasan primero".
Por culpa del trihalon
el barquero nos retuvo
un cojon
perdón, un montón.
En la orilla de enfrente,
Jurumenha
con su fortaleza imponente,
contempla impenitente
la partida
de los susodichos valientes
abajo, el guadiana
de mil luchas sin cuartel.
Por fin las bicis en el
barco.
Pasamos sin demora
a la otra orilla
para el desembarco
y con mucho retraso.
Ya, comenzamos a rodar
(9.53h) .
más las fuerzas
hemos de regular
ya que nos esperan duros km
de pedalear.
Con alegría
y nada de desgano,
Alentejano.
Todo este tramo hasta
Monsaraz
es bastante duro de pelar
con sus continuas
subidas y bajadas
que dejan las patas tocadas.
A pesar,
de la dureza del trazado
el grupo mantiene
un ritmo adecuado.
Íbamos pasando pueblecitos
a un ritmo tenaz
hasta que llegamos
a la maravilla de Monsaraz,
los que por ahí
nunca pasamos.
Llegados a ese punto,
ahora,
los ciclistas subimos
como el rosario de la Aurora
cada uno a su bola.
Una vez todos arriba
parada,
fotos y café
que nos sirven de relajación
para lo que vendrá después.
la bajada de Monsaraz
se hace rápida y fugaz.
El ritmo hasta la frontera
va en aumento
favorecido por el viento.
Entramos en España acelerando pero sin
dar caña
los km iban cayendo
y el grupo deseando
que la ruta vaya finiquitado.
Por momentos se oye,
el silvido de Pepe
cuando algún devenir
acontece.
El que pone cordura,
por si hubiera
actitudes poco maduras.
Rata plan
Pepe el gran capitán.
Alconchel pasamos, más
Olivenza viene después,
villa que sigue siendo fiel
a su pasado portugués.
La ruta ha discurrido sin
egos
tan sólo Diego ha enrredao,
con sus fobias
a pensionistas y jubilaos.
¡¡ viejo!!, estoy ya cansao
de mantener a jubilaos,
a lo qué este último refiere,
tú,
a pagar
Yo, a disfrutar
¡¡ es lo que hay chaval!!
Cómo
es de entender
la ruta sin Diego
no podría ser.
Anima el joio hasta la sed
y los pinchazos
los arregla de tres en tres.
En fin...
llegamos a nuestro destino,
felices pero con los músculos
menos finos
que cuando salimos.
Todos hemos llegao
felices, aunque cansaos.
Hasta la próxima
compañeros
Ciao.
Texto: José Leal Benavides.
Fotografía: Club Ciclista Santa Isabel.
En fin...
llegamos a nuestro destino,
felices pero con los músculos
menos finos
que cuando salimos.
Todos hemos llegao
felices, aunque cansaos.
Hasta la próxima
compañeros
Ciao.
Texto: José Leal Benavides.
Fotografía: Club Ciclista Santa Isabel.
Muchas gracias por la dedicatoria, todo un detalle por tu parte Jose. Lo de rodar tranquilo depende de los bichos estos que te sacan la pringue cuando se ponen a tirar del grupo.
ResponderEliminarLa ruta ha debido de estar muy bien, por lo menos habéis salido de la monotonía y con la novedad del traslado fluvial a tierras portuguesas.