miércoles, 4 de julio de 2012

Ruta especial Las Mestas. Días 14 y 15 de Julio

Fin de semana estupendo, disfrutando de una tarde noche relajante en el hotel Los Ángeles de Vegas de Coria, lugar muy recomendable para alojarse y poder recorrer todas las Hurdes y zonas de interés cercanas. Nos trataron fenomenal, con unas instalaciones muy bien cuidadas y un entorno maravilloso para poder prácticar numerosos deportes al aire libre. Después de la suculenta cena disfrutamos de unos refrescos en la terraza con la compañía de una raposa que curiosamente se acercaba a menos de 3m de donde estábamos para poder llevarse la poca comida que le dábamos los que allí estábamos. Temprano nos fuimos a descansar para poder emprender la marcha que nos esperaba al día siguiente. A las 7:30 en pie para desayunar y prepararnos para montarnos en las bicicletas.al final salimos un poco más tarde de lo previsto, alrededor de las 9 de la mañana nos pusimos en ruta. Comienzo tranquilo, deleitándonos con unos parajes de ensueño, rodeados de sierras y arboleda. Había algunas zonas en las que los rayos del sol no llegaban a traspasar el espesor de las copas de los árboles. Nada más empezar comenzamos subiendo para ir entrando en calor. A pocos kilómetros iniciábamos la ascensión al puerto de El Portillo, unos decían 8 kms, otros 10. Por mi cuentakilómetros salieron 11 Kms de ascensión. Rampas no excesivamente duras, pero que al paso de los kilómetros cada vez pesaban más en las piernas. El grupo se disgregó, con los más en forma en cabeza, y los que íbamos a nuestro ritmo y como podíamos detrás desgranados como un racimo de uvas. Nos encontramos a otros locos como nosotros realizando la ascensión.  La velocidad media en la subida no era más de 12 km/h por lo que tardamos aproximadamente 1 hora en culminar el primer puerto. Hay que destacar la ascensión de Javi (Camarón), Mero, Rafa, Pepe Higinio, Manolo G. Bueno y Leal, a los que no hubo forma de cogerles rueda en este puerto de El Portillo. Pero lo importante es subirlo y tener fuerzas todavía para poder enfrentarse al segundo escollo que nos esperaba, La Peña de Francia. La bajada del Portillo fue muy breve y cuando nos quisimos dar cuenta estábamos en las faldas de la Peña. Dos puertos muy cercanos el uno del otro por lo que no daba tiempo a olvidarse del primero. En este segundo puerto la ascensión fue aún más repartida, volvieron a ponerse en cabeza Javi, Leal, Bueno, Higinio a los que se les unió Fernando Nacarino y unos kilómetros más adelante Mero, el cual me sobrepasó a mitad de puerto con una buena cadencia de pedaleo. Esta vez Rafa subió con más pausa y midiendo las fuerzas. Impresionante cómo subìan algunos colegas de afición que están más acostumbrados a ese tipo de terreno. En fín, terminamos el segundo puerto, la temperatura allì arriba descendió considerablemente, por lo que no podìamos pararnos mucho para no quedarnos fríos. El tiempo suficiente para comer algo, beber y rellenar los bidones de agua. Alguna fotito que otra y a descender lo que antes nos costó tanto trabajo subir. Bajada muy complicada por lo malo del terreno, asfalto descarnado y mucho tráfico de coches que iban subiendo. A la altura del mirador de los lobos aproximadamente, coginos un desvío a la derecha, donde el asfalto estaba bastante mejor,  aunque había que seguir con precaución. Las manos quedaban dormidas de estar continuamente pisando el freno. La carretera cada vez iba mejorando más y ya no había que tirar tanto de freno, por lo que podíamos disfrutar un poco más de la bajada. Hicimos un pequeño descanso para unificar el grupo y así continuar todos juntos comprobando que no faltaba nadie.
Ritmo bueno y relajado al mismo tiempo, conversando con los compañeros de fatiga, la pregunta surgió. ¿Pepe queda alguna cuesta más?, y Pepe contestó, solo queda un repechito y después ya es prácticamente llano y bajada. Fue decir eso y ya divisábamos el repechito, un repechito de aproximadamente 8 kilómetros que se hizo interminable, a las 13:30 el calor ya iba apareciendo y nos acordabamos de Pepe en cada pedalada que dábamos. No veas con el repechito, perfectamente era otro puerto que nos habíamos encontrado por el camino, algunas unidades ya no aguantaban más y fueron subiéndose al coche escoba, y otros ya se nos estába pasando por la cabeza hacer lo mismo, pero no,  había que aguantar aunque reventásemos. Estuvimos casi otra hora de reloj subiendo y subiendo, pero la recompensa estaba al final del repechito. Al fin llegamos a la cima, paramos para reagrupamiento y por fin, bajada con carretera más o menos anchita, velocidades de 70 y 75 km/h adelantando a los coches que nos íbamos encontrando por el camino. Veíamos las caras de los conductores sorprendidos por las velocidades que llevávamos, las tumbadas en las curvas cerradas, etc..., gracias a Dios ya todo el camino era bajada y llano y por fin llegamos a la puerta del Hotel. Aproximadamente las 15:00 de la tarde. Duchita, almuerzo y a relajar un poco los músculos para regresar a casa. No tuvimos que lamentar ninguna caída ni ningún contratiempo. Ruta perfecta, aunque un poco larga para lo dura que era.