lunes, 20 de marzo de 2017

RUTA ESPECIAL CERCANA. "MONTÁNCHEZ". 19/03/2017.



                Por fin llegó el día esperado. Primera ruta especial cercana de la temporada. Madrugón para afrontar el reto que nos esperaba. La mayoría nos levantamos a las 6:00 de la mañana para darnos un buen homenaje con un gran desayuno y así llenar depósitos para aguantar los 110 kilómetros de la ruta.
                A las 7:15 de la mañana estábamos colocando las bicicletas en nuestro sistema de transporte con el fin de salir de Badajoz a las 7:30.
                Hoy ningún rezagado. Todo el mundo estaba a la hora prevista en nuestro habitual lugar de encuentro. El buzón de 4 caminos por lo que emprendemos la marcha con los vehículos dirección La Nava de Santiago.

                Llegamos a La Nava alrededor de las 8:30 y allí nos estaba esperando el amigo Koque. Un buen compañero de ruta que se sumó a esta aventura.
                Aparcados ya los vehículos, justamente en el centro del pueblo, comenzamos los preparativos. Descargamos las bicicletas, y terminamos los últimos retoques en el vestuario. Como es  habitual últimamente unos salimos de largo y otros de entretiempo, pero es que las predicciones meteorológicas daban hasta 25ºC, así es que tampoco podías abrigarte mucho, ya que después sobraría todo. Así, cuando son las 8:50 nos ponemos en marcha. Mañana fresquita pero con un cielo limpio y soleado. 13 Unidades empezamos a dar pedales. Los primeros kilómetros fueron un tanto extraños. Algunos miembros de esta expedición teníamos la misma sensación. No sabíamos si era porque la carretera iba picando para arriba, el caso es que  estábamos como cansados. Las pulsaciones a niveles altos para ser el comienzo. El primer comentario, “vamos a ver si aguanto yo la ruta”.
                Mientras continuábamos con esa sensación, los kilómetros iban pasando. Llegamos a la localidad de Aljucén y nos dirigimos al cruce de las Herrerías. Los músculos parece que iban reaccionando. Vamos entrando en calor y llevamos una buena velocidad. Las pulsaciones comienzan a regularse y las sensaciones van siendo mejores. Es cuando empezamos a disfrutar del día. También la temperatura iba ascendiendo y nos encontrábamos más cómodos en nuestras bicicletas. Justo antes de llegar al cruce de las Herrerías nos da caza un buen número de colegas pertenecientes a otro club de la zona. Rodamos juntos a un buen ritmo justo antes de llegar al cruce, y desde allí cada uno tomó su dirección. Allí nos separamos, pero fue un ratito bueno, porque formamos un buen paquete y se rodaba muy bien.
          
Por fin se van viendo los primeros rótulos hacia Montánchez. De momento las carreteras con poca circulación. Tomamos un cruce hacia la izquierda en las inmediaciones de Arroyomolinos, y la carretera cambia a carretera estrecha, firme irregular y picando para arriba. Vamos, típica carretera de montaña. Justamente después de coger dicho cruce, se nos une un amigo que hace la ascensión con nosotros. Está acostumbrado a realizar esta ruta, y nos va indicando en todo momento las distintas características de la misma. De esta forma estábamos informados de lo que nos íbamos a encontrar por el camino, así es que estábamos previo aviso y preparados para meter hierro cuando fuera necesario. Así nos avisó que el firme irregular duraría durante unos 4 KM de ascensión, y después cambiaría a un firme muy bueno. Así fue, tal y como dijo.
          
La subida no es excesivamente dura, pero se nota que es el primer escollo de la temporada, y las piernas aún no están acostumbradas. Lo mejor, cada uno a su ritmo y después reagrupamiento.
                Una vez superada la ascensión nos reagrupamos en la entrada al pueblo “Montánchez”. Unas vistas impresionantes, y el castillo testigo de todo lo que ocurre en dicha localidad. Decidimos acompañar al amigo que se nos unió, ya que muy amablemente  nos iba a guiar para hacer la ascensión al castillo.  Todos los seguíamos por las calles sinuosas y empedradas de la localidad. Aquello no tenía fin. Entre el porcentaje de las rampas y los saltos por culpa del empedrado de las calles, la ascensión aún era más dura de lo que ya llevábamos subido. Pero el esfuerzo merecía la pena.
A medida que íbamos atravesando Montánchez, nos dábamos cuenta de la belleza de la localidad. Quedábamos maravillados del estilo medieval de sus calles y sus fachadas. Además había una prueba de Trial y MTB, y cuando nos dimos cuenta, estábamos metidos en el recorrido de la prueba. Era llamativo como el público que se repartía por el recorrido se sorprendía al vernos pasar con las bicicletas de carretera, cuando ellos esperaban ver sólo bicicletas de montaña. Y es que el recorrido parecía más bien de ciclocrós, pero no podíamos haber estado en Montánchez y no subir a conocer el castillo. Justo antes de llegar a éste, me encuentro a Benito Parra parado en una curva del recorrido, y le pregunto ¿ya hemos llegado?, y me contesta, aún queda más, pero yo aquí me paro. Fue girar la curva y toparme con un rampón de miedo.
Decidí, muy  a mi pesar, poner el pie en tierra y afrontar la rampa andando. En cambio animamos e informamos a los que venían detrás que lo intentasen y no pararan. Así la mayoría pudieron subir el rampón con gran esfuerzo y peligro, ya que con las irregularidades del suelo de piedra, cualquier descuido haría que fueran al suelo.
                ¡Qué pena no haber subido la rampa montado!. Ahora me queda esa espina clavada para la próxima vez que visitemos Montánchez. Era un rampa muy corta, pero la integridad física es lo primero. Había que subirla de pie, si la subías sentado se te levantaba la bicicleta de manos, así es que ya os podéis imaginar cómo era aquello.
                Comenzamos el avituallamiento entre fotos y risas, y por supuesto, con el castillo de testigo. Hermosas vistas desde arriba. Pero muy a nuestro pesar, teníamos que comenzar el regreso. No sin antes terminar de avituallar en la Taberna. Un bar situado en la plaza del pueblo, donde nos pusieron un chorizo picante de la zona que quitaba el sentido. “Allí hay que volver”.
                Después del vaciado y llenado de depósitos, iniciamos el camino de vuelta. La bajada por el pueblo era un calvario. Las manos nos dolían de pisar freno para no estamparnos contra alguna fachada, hasta que por fin llegamos a la carretera, donde ahí sí, la bajada nos pareció un suspiro. Velocidades de hasta 60 kilómetros por hora y kilómetros que pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
                El regreso procuramos hacerlo todos juntos, y a un ritmo llevadero para que nadie se quede. Algunos íbamos notando en las piernas el esfuerzo realizado, y otros iban tan frescos como si nada. A falta de unos 30 kilómetros para finalizar nuestro periplo, tuvimos la nota negativa del día, pero que gracias a Dios no quedó en mucho. A Manolo Silva le pica una avispa en la cara. Gracias a que Pepe Higinio va pertrechado de un antídoto a base de amoníaco, la picadura enseguida va desapareciendo, permitiéndonos continuar con el regreso. Por cierto, aprovechar para felicitar a Pepe por su santo y por habernos preparado un recorrido tan chulo para la ruta. Muchas gracias Pepe y muchas felicidades. También felicidades a todos los José y a todos los padres en este espléndido día.
         
  En los últimos kilómetros, los más fuertes deciden poner un ritmo más activo, dividiéndose el grupo en dos. Es normal, la gente que aún tienen reservas, quieren probarse y quemar adrenalina, rodando a grandes velocidades. El grupo trasero no es que fuéramos despacio, íbamos a 33 y 36 km por hora, que aguantábamos sin problemas.
                Cuando eran aproximadamente las 14:00 horas, llegamos de nuevo a La Nava de Santiago donde dimos fin a la aventura.




Comentario final: Estas rutas especiales, están programadas para que cada cierto tiempo podamos circular por otras carreteras, y salir un poco de la monotonía de las rutas habituales. Es sacrificado pegarse el madrugón, desplazarse con los coches, darse la paliza y regresar un poco más tarde para el almuerzo. Pero es una experiencia que merece la pena y que no se hace a diario. Por eso, y por el esfuerzo que supone su preparación por parte de las personas que las organizan, animo a todos los miembros del club, a que se apunten para realizarlas, porque echamos de menos más participación. Muchas gracias.
Texto: Luis Carlos Sánchez.

Fotografías: Club Ciclista Santa Isabel.

domingo, 12 de marzo de 2017

Ruta 22. Badajoz, San Rafael De Olivenza, Pantano, Valverde de Leganés, Almendral, La Albuera, Badajoz. 84 km.



            Gran día el de hoy. Jornada destacada por las actividades deportivas en nuestra ciudad de Badajoz. Bien temprano daba comienzo la tradicional Maratón de la ciudad. Por ello, muchas de las calles estaban acordonadas y cortadas al tráfico, y el despliegue de policía, protección civil y voluntarios era notable en muchos de los cruces y calles adyacentes al recorrido.

                Hoy nos hemos juntado un buen pelotón de unas 24 unidades, los cuales después de sortear las calles cortadas por la mencionada Maratón, conseguíamos llegar a la carretera de Olivenza para dar comienzo nuestra 22 ruta de la temporada 2017. Ésta discurriría por  San Rafael de Olivenza, pantano de piedra aguda, Valverde de Leganés, Almendral, La Albuera y llegada de nuevo a Badajoz. Un total de 84 kilómetros muy bien despachados.
            
El comienzo fue tranquilo pero con un buen ritmo, ya que el viento nos iba favoreciendo dirección Olivenza y San Rafaél. La temperatura era fresca, de esto que no sabes qué ropa ponerte, si de largo o de entretiempo. Así algunos íbamos con la equipación de invierno, y otros con la de verano, térmica y manguitos. Es difícil acertar, pero creo que hubo momentos en los que se agradecía los pantalones largos, y otros en los que sobraba. Todo dependía de por donde viniera el aire.
                Cogiendo la carretera de San Rafael, justo en el cruce, hay que mencionar y advertir, que para atravesar la carretera debemos hacer la raqueta, tal y como hicimos, y el Stop. Es importante que no nos precipitemos a la hora de cruzar, y que cuando lo hagamos, lo hagamos con toda la seguridad de que no viene ningún vehículo. Y si avisamos de que podemos atravesar, avisemos con la seguridad de que no viene nadie, no como ha pasado hoy, que alguien dijo que podíamos pasar y venía un coche demasiado cerca. Por favor, es importante que estas cosas las tengamos claras. No pasa nada si tenemos que poner el pié en tierra. Lo importante es la integridad física de todos los que componemos este club y por supuesto de los invitados.
            
Bueno, continuando con el transcurso de la ruta, durante el recorrido de la carretera de San Rafael, el pelotón se estiró poniéndonos en fila de a uno. Fue una imagen preciosa, todo el club estirado y trazando las curvas que se reparten por este tan llamativo trayecto. El campo precioso, todo verde como si se tratase de tierras asturianas.
                Una vez superadas las curvas afrontamos las subida al pantano, un pequeño repecho que se agarra bien a las piernas, pero que a estas alturas de temporada superamos con facilidad.
                El pantano de piedra aguda se ve bastante abastecido de agua, por lo que no creo que este verano tengamos deficiencia de este preciado bien. Pero sí es cierto, que aún debería llover más en lo que queda de invierno y primavera.
                Llegamos a Valverde de Leganés, y hacemos parada técnica para reagrupamiento y vertido de líquidos sobrantes. Una vez, casi todos juntos, continuamos dirección Almendral. Digo casi todos, porque no  nos dimos cuenta que Manolo Silva, aún continuaba soltando lastre cuando retomamos la marcha, por lo que estuvo bastantes kilómetros en solitario hasta que se unió al grupo, una vez reducimos la velocidad al percatarnos que no estaba con nosotros.
           
  Ahora sí, se aceleró el paquete aprovechando que el viento favorecía. Los caballos iban desbocados cogiendo velocidades de 43 y 47 kilómetros por hora por lo que la llegada a Almendral fue en un abrir y cerrar de ojos.
                Parada de avituallamiento en dicha localidad. Después de unos 15 minutos para tomar el merecido cafelito, algunos, y fruta y barritas otros volvemos a ponernos en marcha. Nada más salir a carretera “ sorpresa “. Un viento en contra totalmente con rachas algo fuertes. Teníamos que tener mucho cuidado con los enganchones y las caídas. Hemos tenido muchas ocasiones, en la jornada de hoy, de ir al suelo. Y es que con estos aires toda precaución es poca. En cualquier momento cualquier bandazo y vas al suelo.
                Los más fuertes peleaban en las posiciones delanteras para hacer más llevadero el recorrido al resto del grupo. En pareja dábamos relevos cortos con el fin de repartir el desgaste entre todos. Procuramos mantener una velocidad llevadera de entre 25 y 27 kilómetros hora. Pero cuando la carretera se ponía cuesta arriba había que bajar el ritmo. De lo contrario, algunos compañeros se descolgaban y no era plan de que nadie se quedase solo, y menos en un día como el de hoy con tanto aire.
            
Llegamos por fin a la Albuera, pasando por su circunvalación y de nuevo intentamos poner un ritmo constante. Había que bajar el ritmo. La velocidad óptima para que todos fuéramos cómodos era de 25 kilómetros hora. Así lo hicimos hasta que veíamos los primeros edificios a lo lejos de Badajoz cuando eran las 13:15 del mediodía. Muy buena hora de llegada y buena ruta preparatoria para la primera ruta especial cercana que se celebrará este próximo domingo.

                Gracias a Dios ningún incidente que resaltar y todos llegamos de una pieza pero con las piernas algo cargadas por el esfuerzo realizado para poder sortear el molesto viento. Nota predominante de la jornada.

Texto: Luis Carlos Sánchez.
Fotografía: Luis Carlos Sánchez.

domingo, 5 de marzo de 2017

Ruta 20. Modificada por motivos de seguridad e inclemencias del tiempo.

               Después de mucho meditar, teniendo en cuenta la mala climatología del día, nos decidimos 9 unidades a afrontar esta vigésima ruta de la temporada 2017.
               A pocos kilómetros del comienzo, más concretamente por el Corazón de Jesús, se cumplen nuestros peores presagios, empezando a llover débilmente. Además de la lluvia, se junta otro riesgo añadido, y con el que no habíamos contado. Era la Feria del Toro en la vecina población de Olivenza, por lo que la carretera acumulaba muchísimo tráfico de vehículos que se dirigían a dicha localidad.
               Cuando ya empezábamos a entrar en calor, llegando al cruce de las bodegas que hay pasando el centro penitenciario, varios miembros de la Guardia Civil nos hacen detenernos en el arcén para advertirnos y amonestarnos verbalmente de que no podíamos continuar con nuestra habitual ruta dominical, ya que algunos de nosotros no  cumplíamos correctamente con la normativa vigente. Es decir, estábamos obligados a llevar chaleco reflectante y luces, por lo que nos instan a darnos media vuelta para regresar a Badajoz. En cierta medida entendemos esta decisión, ya que con el tráfico y la mala visibilidad que había en ciertos momentos, podíamos correr el peligro de sufrir algún accidente. Por lo que asumimos la orden y procedemos a regresar a Badajoz. Pero teniendo en cuenta que después de tanto meditar en hacer la ruta, y una vez que ya  nos habíamos mojado, decidimos por unanimidad realizar algunos kilómetros más por carreteras más tranquilas del país vecino. Así es que continuamos nuestra ruta dominical, y nos fuimos a Elvas. De esta manera podíamos matar el gusanillo de realizar unos pocos kilómetros más, e ir por carreteras más seguras y tranquilas que la propia de Olivenza en un día como el de hoy.
               Al final nos salieron 70 kilómetros, y con un poco de calado por la lluvia. Pero pudimos terminar la jornada sin más percance que un pinchazo de nuestro compañero Fernando Cordón.






 Así quedó la equipación en el día de hoy. 

             Esperemos que para el próximo fin de semana el tiempo nos acompañe, y podamos disfrutar de este bonito deporte en todo su esplendor. Hasta entonces, tened una feliz semana y a limpiar en engrasar bien las bicicletas.

Texto: Paco Vila.
Fotografía: Jose María Barragán.